Visual Thinking: reinventa tu clase y mira qué bien se lo pasan
Todos conocemos el carácter amigable y empoderador de una imagen visual, puesto que su significado es compartido. No solo por quien la crea o la explica sino por quien la ve y le da forma en su mente. El recurso de lo visual siempre sale al encuentro, siempre busca crear lazos y siempre se queda de alguna forma. Y el pensamiento visual o Visual Thinking lo que nos permite metacognitivamente es fotografiar con dibujos la vida o los procesos de pensamiento. Y dibujar, garabatear, es tan genuino para el lenguaje como la escritura dado que ambos son instrumentos y comunican algo que contiene un significado, claramente haciendo algunas salvedades.
Para un niño dibujar es poner orden a lo que puede ver con su ojo interno incluso aunque sean garabatos que bien puede explicar. Para un aprendiente de lengua que no aprende siguiendo metodologías fundamentadas en la traducción, cualquier andamiaje visual será un recurso muy efectivo.
Esta seguridad que aporta la ayuda visual, esta ausencia de error porque todo pensamiento dibujado es único y esta posibilidad de hacer algo diferente y novedoso, nos permite asegurar que el Visual Thinking es una herramienta y metodología que activa la energía dopaminérgica tan necesaria en los procesos cerebrales, ya que favorece de manera más eficiente el trasvase de información de la amígdala al córtex prefrontal. Y por citar más razones, os invitamos a visualizarlas a través de la imagen del pensamiento visual hecha por Ramón Besonias para el periódico El País que encabeza este artículo.
¿Y eso de que solo quienes tienen un estilo de aprendizaje visual pueden hacer mejor uso de esta metodología? Bueno… Las investigaciones hechas en neurociencias cognitivas llevan a una sola conclusión:
“Los seres humanos hemos evolucionado haciéndonos una imagen del mundo a través de nuestros sentidos trabajando al unísono, explotando la inmensa interconectividad que existe en el cerebro” (Susan Greenfield)
La realidad es que no hay ninguna investigación empírica que justifique que existan estos estilos más allá de las diferencias individuales. Son estas diferencias las que propician que existan preferencias, que no es lo mismo que decir que hay un estilo configurado a nivel cerebral. Es más, desde la neurociencia, donde no existen diferencias individuales, es en la predominancia de la visual sobre el resto de los sentidos; se trata de un resultado evolutivo y nada tiene que ver con que una persona sea más visual que otra. Para las neurociencias todos somos visuales.
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